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28 También ella, como un ladrón, acecha,
y multiplica entre los hombres los prevaricadores.

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29 ¿Para quién serán los ayes? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas sin razón?
¿Para quién los ojos enrojecidos?
30 Para los que no dejan el vino,
para los que van probando mixturas.

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